In illo tempore, en
el cual, cuando en la familia y entre los amigo había que celebrar cualquier
cosa digna de tal, para celebrarlo se recurría al degüelle de una botella de un
litro de “La casera”. Bebida espiritual donde las haya, por aquello del gas.
En aquel tiempo, en
este país, que ya desde tiempos de Indibil y Mandonio se levantaban voces
contra los de siempre: esos dirigentes que siempre nos han sodomizado.
Decía que en aquel
tiempo, tiempo feliz pero sin llegar al siglo de oro, el noventa por ciento de
los súbditos de este país, o más, de ese porcentaje, habíamos pasado de la nada
a la miseria mas absoluta (perdón señor Groucho Marx), por eso las
celebraciones eran como eran. Como decía mi amigo Silverio, comíamos jamón
cocido, jamón crudo y jamón sin cocer y de postre tocino castellano. Y que no
faltase “La casera” y “O viño do repiso”.
Por aquel tiempo
tuvimos en casa un evento de gran magnitud. Se casaba uno de los hermanos.
Como ya todos sabéis
o habéis adivinado, nosotros somo marineros de alta montaña, por eso el
pescado, de aquella, mas conocido eran las sardinas por todos los Santos, y
sobre todo aquellas que decía un amigo, las que se comían en casa del cura y que
con el aroma que trascendía los muros de la casa, algunos merendanban con un
buen mendrugo de pan y el aroma.
Bien, para la boda,
nos arreglamos para llevar desde Vigo algo de marisco, cosa no demasiado
conocida en la alta montaña.
Cuando nuestra madre
vió aquellas “cosas”, dijo textualmente que los centollos eran unos arañones y
que seria un asco comerlos, lo mismo dijo de las almejas. Al final las probó
después de saber que ella no las iba a comer crudas, sinó a la marinera.
Hemos dado un salto,
ahora, hacía atrás, pués económicamente casi estamos peor que de aquella, y no
solo eso es el problema, sinó que hemos degradado tanto la Naturaleza que ya no
hay “arañones” ni bichitos, por lo menos que no sean de cultivo.
Ya no estamos casi en
el siglo de oro, sinó un poco por debajo del de plomo.
Pasado un tiempo, nuestra señora madre preguntó ¿Xa non quedan bichiños?.
jajaja, non hai tantos e encima super caros! E logo,axiña lle pillou sustancia ao marisco non?
ResponderEliminarCómo me ghusta lerte amigo Xabres!
Bicos.
Gracias Ohma, eres unha amiga.
ResponderEliminarEfectivamente os bichiños agora,son caros ainda que xa o foron mais. Non é para fastidiar, mais vai pouco tempo paguei por un centolo a razón de 13 €/K. e nesta semana pasada percebes a 16, non eran do Roncudo pero estaban caralludos.
Unha aperta.
¡Marineros de alta montaña! Me gusta.
ResponderEliminarY ya me apuntaba yo a unos arañones de esos, ya.
Abrazos, Xabres