Queridos amigos. Queridos coñecidos actuais e próximos. Enemigos
de alta e baixa ralea tamén.
Hoxe teño un cabreo
deses chamados monumentais. Cabreo por mais de unha carallada e tamén pola
falta de rigor de algunha xente, que as veces podía facer mais do que fai polo
ben dos seus veciños, cousa que a esta alturas da miña vida xa case debia de
olvidarme e pensar en que moitos de nos solo nos movemos por o própio interese
ainda que teñamos que pasar por enriba dos demais. Ese nos do que fago uso, no é
“mayestático”, incluome porque o peor as veces eu tamén entro nesa guerra. Procuro
que non sexa así.
Vou continuar na
lingua de Castela que alguns chaman de Cervantes ainda que a ese meu paisano,
según declaracións, nadie foi capaz de acabar de ler. Pasa como con un tal
Marx, que escribiron mais sobre él do que él escribiu sobre todo, e que enriba nadie
chegou nunca a ler completo.
El motivo de
continuar en Castellano, lengua tan española como el Gallego, Catalán, Vasco y
los muertos Lliones, Bable, Andaluz Etc. Etc., es por dos noticias aparecidas
hoy en la prensa de Galicia. Supongo que en la nacional también.
Este fin de semana,
en Galicia, murieron dos personas por disparos de arma de fuego. Cosa muy
lamentable y que a mi me atañe mucho como practicante de una ancestral
inclinación, hoy llamada deporte, cual es la caza.
Parece ser que uno
murió, según la prensa, porque de manera fortuita se descerrajó un tiro a sí
mismo en el pecho. ¡Ya es difícil dispararse un tiro en el pecho con una
escopeta!.
Otro porque un
descerebrado disparó hacia algo que se movía, y pensó que era un puerco montés.
En mi época de
estudiante, tuve un profesor de matemáticas, que siempre decía que don creíque
y don penseque eran hermanos de don tonteque. Aquí, con un arma de fuego en la
mano no se puede creer ni pensar nada que los ojos no hayan corroborado antes,
y el cerebro no haya asimilado.
Mis maestros en el
arte cinegético, Manolo, Céfiro y sobre todo “ o tiu Marcelino”, siempre decían
que de “unha escoba pode sair un tiro”, queriendo decir que con las armas de
fuego hay que ser muy cuidadosos, sobre todo si hay más seres vivos alrededor. No
me refiero al objeto a cazar, que el pobre tiene marcado el signo de la muerte,
sinó a aquellos que no son ese objeto. Concretando, cazadores, perros, y
posible ganado que se dedique a deambular por la zona.
Mis maestros, y hay
que pensar que comencé a cazar con doce o trece años, siempre, machaconamente repetían
lo mismo: La escopeta debe mirar hacia arriba, hay que llevar siempre el seguro
puesto, no cuesta nada activar el tiro cuando SE VE LA PIEZA, no se DEBE DISPARAR A
ALGO QUE SE MUEVE, puede ser un perro, una cabra o un tío que está haciendo sus
necesidades. En definitiva toda precaución es poca.
Una escopeta es un
arma de fuego de las más peligrosas si no se tiene cuidado. Los cartuchos
tienen muchos plomos dentro, dependiendo del calibre de los mismos, puede
llevar balas, que son muy, pero que muy gordas, y a veces, aunque está
prohibido cazar con ellas, llevan postas. Cosa de este país, LAS POSTAS ESTAN
PROHIBIDAS, pero se venden en armerías y grandes almacenes. ¿Por qué se
fabrican?.
Desde un tiempo
a esta parte, para conseguir un permiso de armas, hace falta superar un examen.
Yo no sé como es, pero lo que sí digo es que si yo fuese miembro de un tribunal
examinador en este sentido, seria el tío mas odiado, pués estoy seguro de que a
muchos no los daria por aptos. NO SOLO HAY QUE SABER TIRAR. HAY QUE TENER ALGO
TAN ESCASO COMO ES EL SENTIDO COMÚN.
Lo de el otro que se pegó
el tiro a sí mismo, me suena, por lo menos algo raro. Algún caso similar he
conocido.
Desahogado ya, os
contaré algo de este fin de semana. No idioma de Val dos Marcos.
Estiven naquela zona
da Alta Xeabra, limitando con as Frieiras e Tras os Montes, terra dos meus
ancestros, e que eu, seguindo a aquel home da xeracion Nos chamado Don
Vicente Martinez Risco, definiu como a Terra dos Marcos.
Como xa dixen noutra
ocasión estou gozando cos primeiros pasos dunha cadeliña chamada Lupa, nome en honor
daquela reina compostelana que deixou, despous de que le retorceran o brazo,
enterrar a Prisciliano, que outros chaman o Apostolo, e outros Iago, que foi
convertendose, o nome, despous de engadir o “de santo”, en Santiago.
Como teño que
evaluala, direi que progresa mais que adecuadamente. Nota actual un dez. ¡ Que
siga!.
Outro dia falaremos de Prisciliano e de Prócula.
Gosto moito de te ler, xabres,aínda que nada teño que ver coa caza.
ResponderEliminarAperta forte.
Ohma:
ResponderEliminarSei que hai moita xente que non quere saber nada da caza. As veces eu mesmo.
Falo dela porque, como eu digo, vou o monte, o de menos e cazar ainda que se podo coller un coello o unha perdiz, gosto de gorentala.
Unha aperta.
E ben rica que é a caza. Algunha vez teño probado o coello e outra o xabarín.
ResponderEliminarTampoco yo soy muy (nada) de caza, pero no tengo nada contra los que son como tus maestros y llevan el sentido común por bandera. Algunos de los más fervorosos admiradores de la naturaleza que conozco son cazadores.
ResponderEliminarLo malo es que también conozco a muchos de los otros.
Un abrazo, Xabres
Xibeliuss: Hay de todo en la viña del señor. He conocido verdaderos carniceros,y que como pagan se creen con derecho a todo.
ResponderEliminarUno de mis grandes y favoritos escritores, Don Miguel Delibes, fué un gran cazador y al mismo tiempo un gran divulgador de la España rural. ¡Ya ves!
Unha aperta.