miércoles, 9 de abril de 2014

Nuevas revelaciones sobre el Lago de Sanabria






Ahora es verano, y, como todos los veranos, acerqueme a la parte alta del río Tera, donde, desde tiempos de mi niñez, se compraban las truchas de una piscifactoría ya desaparecida.
Casi como un rito que no se debía interrumpir, siempre, después de escoger las truchas y dejarla encargadas para recogerla mas tarde, subía ribera arriba hasta el Lago, conocido hoy como El lago de Sanabrés.
Todo el contorno del lago estaba poblado de de carballinos y no tan carballinos. Algunos eran carballos de gran porte y añejos con centenas de años en sus anillos de crecimiento. Solo había en la parte alta una aldea cuyas casas estaba edificadas sobre unas grandes fragas graníticas, y en la falda de la Montaña un poco mas arriba estaba el Monasterio Cisterciense que da nombre al pueblo actual que domina el lago visualmente, casi en su totalidad.
Desde siempre terminábamos en la isla de las Moras comiendo las viandas que llevábamos a tal efecto, después de atravesar la distancia de agua que separaba la orilla lacustre del contorno de la isleta. Una vez terminado el refrigerio, nos dedicábamos a contemplar las nubes y cumbres de las montañas circundantes, en las cristalinas aguas del lago.
Ahora es verano y estoy yo solo en la isla de Las Moras. Todos los demás ya hace algún tiempo que iniciaron el famoso viaje sin retorno.
Ahora es verano y la piscifactoría ya no existe. El Pueble de la parte alta casi tampoco, lleva mucho tiempo debajo de las aguas del lago junto a la villa de Valverde de Lucerna, y sus dos campanas colgadas en las cuerna del Bragao y su compañero. Sin embargo en la margen derecha, ahora hay un pueblo de casas poco respetuosas con el entorno; todo cemento recubierto de lo mismo y encalado. ¡No pega con el entorno!.
Me adormilé un momento y al despertar, creí ver una mujer entre las silvas de la parte opuesta a la orilla del lago, por la que se acede a la isla. Acerqueme al lugar donde me pareció ver a la dama, que había vislumbrado momentos antes.
Efectivamente allí estaba una dama, con porte de gran señora. Llevaba un camafeo en una cinta de color pardo que le rodeaba el cuello. En el camafeo había la cara de un hombre, con una aureola como si de un santo se tratase.
La Dama tenia ganas de hablar. Según dice llevaba cerca de cien años callada. Ella era la mensajera, la salvadora de la memoria de aquel cura cuya imagen llevaba en el camafeo el famoso cura Don Manuel, del cual un famoso escritor dió noticia.
Necesitaba salir- dijo la dama- pués en el fondo del lago, los que estamos obligados a convivir en los restos de Villaverde de Lucerna, también conocida como Villachica. Últimamente por allí han aparecido unas algas desconocidas antes, y que ahora están creando muchos problemas.
Lo malo de las situación creada por estos nuevos inquilinos creemos, incluidos los dos jatos de las campanas, que el Lago con sus ciudades enterradas en sus entrañas con sus almas allí ancladas, puede llegar a convertirse en una zona peligrosa para todo tipo de vida dentro de él, y para los habitantes de los alrededores, y aquellos que durante el verano se espanzurran en su pequeñas calitas de arena.

Continuará.........

2 comentarios:

  1. Estiven lendo sobre a alga e parece ser que se debe á contaminación que sofre a lagoa.

    "El Lago de Sanabria tiene un alga que indica que está contaminado"
    Asi que falando coa dama do lago eh Xabres! :)
    Bicos.

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  2. Non solo é o da alga. Hai mais problemas de contaminación. A Dama sabeo.
    Bicos.

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