sábado, 21 de mayo de 2016

Diogenes buscando, con farol y de dia, un politico honesto.








   Tengo un amigo que trabaja en una empresa ubicada en la ría de Vigo. En realidad él trabaja para una concesión de esa empresa, desde hace, según é,l un montón de años.
  Tiene trabajo todo el año, pero, siempre tiene que haber un pero, los contratos suelen ser en el mejor de los casos, de una semana, la mayoría de las veces son de un día. No puede protestar porque a los que antes que él protestaron, no les volvieron a llamar, pués siempre hay esperando treinta o cuarenta trabajadores para cubrir ese puesto.
  Otra de las razones que aduce para mantener el status, es la de que tiene críos pequeños y si se queda sin trabajo, ¿que va a ser de ellos? , pués seguro que no le vuelven a llamar.
  Esta situación me recuerda a una “peli” de los años cincuenta donde Marlon Brando es un rebelde dentro de un sindicato, y otra serie de TV que creo que se titulaba Kunta Kinte(No estoy seguro de que se escriba así, escribo de memoria)
  Cuando creía que la sociedad española había avanzado en este terreno, veo que me he equivocado. Mejor dicho hemos avanzado, pero hacia atrás. Nos pasa como a Sísifo, cuando lleguemos al fondo reiniciaremos el camino, hasta volver a repetir el ciclo.
  Lo triste de todo es que este ciclo depende de nosotros y no de dioses, ni de la Naturaleza o de los eclipses de sol. Pienso que la mayoría del genero humano, por unas razones o por otras, solo podrá avanzar en círculos elípticos, si es capaz de romper los círculos circulares.
  Lo del trabajo, depende de nosotros y de las leyes que regulen esto (sin leyes aquí no funcionamos y aun con ellas tendemos siempre a lo mismo)
  Necesitamos políticos valientes que sean capaces de imponer el bien común sobre ambiciones particulares o corporativas, con leyes justas y honestas, que destierren toda esta miseria.
  Las empresas deben obtener beneficios, proporcionales a su esfuerzo tanto personal como económico, siempre contribuyendo al bien común con los impuestos justos y equitativos, JAMAS ABUSIVOS.
  A mi amigo le he dicho que es él el que debe coger las riendas de su destino, y no dejarlo en manos de aquellos que todo lo hacen en nombre de una hipotética patria, muchas veces desconocida.

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