lunes, 24 de enero de 2011

ARRIBES DEL DUERO


 Tenia, desde hace un tiempo, ganas de contar una estancia por la zona de los Arribes del Duero, que para mi en aquel momento resultó muy interesante y bastante instructiva.
 No es mi idea instruir a nadie, pero sí me gustaría transmitir algo a todo aquel que lea esto, que sirva para despertar su curiosidad y que esta le mueva a darse una vuelta por la zona.
 Como las fotos que saqué de la zona, son muchas, y la zona pateada también, me limitaré a aquellas cosas que mas llamaron mi atención, centrándome sobre todo en el bonito y casi abandonado pueblo de Villadiegua.
 Es este pueblo, en sus construcciones, algo así como un museo arqueológico al aire libre donde las piezas arqueológicas forman parte de la vida cotidiana.
 Una des piezas mas representativas del pueblo es una figura animal de lo que podría ser un verraco, aunque es conocida como “la mula”. Está en lo que debió ser el atrio de la iglesia del lugar. Si se fija uno bien, alrededor de una pared que separa la plaza de unas huertas, encontrará piedras de origen prerromano y romano. 
                                   "La mula"

  Así mismo en las paredes de las casas hay desde trísqueles, cabezas pequeñas de verracos o similares, y varia estelas. Incluso en una casa en ruinas hay un montón de pilas, cuya utilidad se me escapa, pues por todo el pueblo se ven varias.
                                              Cabeza de verraco y trisquel en una pared

                                                Una estela en un cerrado de fincas.
 A unos kilómetros al oeste del pueblo, por un camino que va hasta el río Duero, después de pasar por unos molinos asentados en un regato, se llega a un castro celta de los vetones, don todavía se vislumbran restos de la muralla, y las ruinas de un templo, seguramente romano y mas tarde ocupado por los cristianos.
                                   Resto de un castro?.

                               Restos de un templo
 Yo desde aquí recomiendo un viajecito por la zona, unos buenos bocadillos, una botellita de vino de Fermoselle, y pasar un día de primavera al lado de la ruinas del castro y contemplando el magnifico cañón del Duero en la zona.
                                 El Duero encañonado
 Si alguien va, espero que se digne contarme sus impresiones.
 Queda para otro día nuestra estancia en Fermoselle, un pueblo excepcional y con una gente amable, acogedora de la que ya creo que queda muy poca por la piel de toro.
 También hablaremos algo de la tierra portuguesa de Miranda do Douro, y Tras os Montes.

2 comentarios:

  1. ¡Todo un descubrimiento! Conozco algo los Arribes, principalmente en la zona de Miranda, pero desconocía este pueblo. Una recomendación, que casi puede quedar de camino: Rabanales.
    Y el trisquel de la segunda foto se parece al que tenemos en la iglesia de Letrillas.
    ¡Me lo apunto!
    Un abrazo, Xabres

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  2. Yo creo que conozco a alguien de Rabanales, lo malo es que no recuerdo quien. Villardiegua, efectivamente no queda muy lejos de la zona, si puedes no te lo pierdas. Si te gusta, me debes unos habones sanabreses con oreja. El vino corre de mi cuenta.
    Unha aperta

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