lunes, 14 de marzo de 2011

EN RECUERDO DE LOS NIÑOS JAPONESES, QUE PUDIERAN HABER SUCUMBIDO

Despertose cuando un horrísono estruendo sonó en el valle. Era un valle suave por el que transcurría un río, este, al final de su recorrido se ensanchaba formando un estuario  lleno de edificios residenciales, que se habían construido en los últimos años.
 Se levantó con el sonido del estruendo, y, como todo el edificio se movía, se dio cuenta de que era un terremoto, bastante fuerte, por los movimientos del contorno. Siguió lo que le habían enseñado para estos casos; salió al descampado, se tumbó en el suelo y esperó a que pasara el temblor.
 Pasados unos minutos advirtió que algunos edificios se habían resquebrajado, las personas mayores se movían de un sitio a otro, como si estuvieran buscando alguna cosa invisible.
 Estaba solo en casa pues sus padres cumplian con sus obligaciones laborales y no volverían hasta la noche. A recogerlo a él vendría un autobús  para llevarlo al colegio, donde pasaría todo el día.
 Miró para el estuario, y vió unas enormes olas, mar adentro. También sabia lo que tenia que hacer en caso de que se desarrollarse un tsunami, lo había visto en la Tv hacía poco tiempo y en el colegio le habían hablado de ello y de como intentar ponerse a salvo del mismo.
 Corrió en sentido contrario a la situación del mar, intentando llegar a la parte más alta del terreno. Llegó justo a tiempo de ver como el agua del mar, después de llenar el rió, arrastró todo río arriba, como si la tierra se hubiese invertido. Las aguas quedaron a muy poca distancia de sus piés. Hbia llegado a la zona mas alta.
 Se dio cuenta de que el agua, al volver al mar,  se llevaba todo: casas, coches, árboles, en definitiva todo aquello que encontraba a su paso.
 No sentía mas sonido que el del agua en su roce con los solidos que encontraba a su paso.
 Cuando todo quedó en calma, decidió volver a su casa. Se desplazó por aquellos barrizales que quedaron, entre los cuales había de todo. Metales, maderas, animales muertos, y cuando, ya casi llegaba a la zona residencial se dio cuenta de que había cadáveres de humanos. Las casas ya no existían, se las había llevado el agua mar adentro. El puente sobre el río, por el que tenían que volver sus padres, tampoco existía ya.
 Las personas que deambulaban entre los escombros, comenzaron a correr en distintas direcciones, gritándole al pasar a su lado que corriese hacia el monte.Había explotado la central nuclear que estaba a varios kilómetros de allí, y quedarse allí era muy peligroso.
 Corrió hacia la cabaña que sus padres tenían a media montaña. Sabia que allí, su padre había mandado construir un refugio nuclear. Sabia como entrar.Sus padres volverían allí cuando todo se calmara.
 No tuvo tiempo de escuchar los lamentos que a su alrededor se producían, por lo que la angustia solo le llegó cuando se encontró dentro del refugio y solo.
 El terremoto había producido una grieta bastante profunda en la parte derecha del refugio. Abrió la puerta, se introdujo en la chabola a esperar que llegasen sus padres.
 Volvió el ruido característico del temblor de tierra, era una réplica, cerró la puerta justo a tiempo para no ver que la tierra se abría y tragaba el pequeño bunker.
 Los padres ya habían muerto cuando regresaban en coche, al ser arrasada la carretera por parte del tsunami.
 Esto sucedia en uno de los países más desarrollados del mundo.
 ¡Non foi un soño!

2 comentarios:

  1. No, no ha sido un sueño: es una tremenda realidad, que todavía no ha acabado. Que (todos) tengan suerte.
    Abrazos, Xabres.
    Pd. Sí, sí: y también un geólogo en la familia!

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  2. Te puedo asegurar, Sibeliuss, que las imágenes de esa catastrofe me traen acongojado, por muchos motivos, pero el mas importante trato de relatarlo, a mi manera.Tambien da que pensar, que la tercera potencia mundial sea tan débil ante la Naturaleza- Parece que ya nos hemos olvidado del tsunami del año pasado, y de Haiti, ¡joder!, cada vez ne da mas pena el estúpido genero humano.
    Je, je: lo de la Geología hizo que mi hijo escogiera una ingenieria que yo ni pensaba en ella. ¡Menos mal! creo que acertó plenamente.
    Unha aperta

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