sábado, 12 de marzo de 2011

LA PENSIÓN

 Desde hace algún tiempo, gente de mi entorno que cuando está desocupada lee en este blog, me dicen que solo escribo de la Alta Sanabria, en concreto de Hermisende barrio de San Ciprián y de La Tejera. Yo siempre contesto lo mismo: Es mi tierra, estoy enamorado de ella y encima, para contar mis historias me va muy bien porque tengo el mapa hecho, saco los nombres toponímicos y los doy a conocer y poco más. Cuando uno es algo vagoneta sucede esto.
 Este preámbulo es casi una disculpa, para poder contar de vez en cuando alguna otra historia.
 Como es natural, casi todas las historias que relato aquí, contienen vivencias própias y alguna de amigos que conozco y me las han contado, evidentemente son realidad solo en el fondo, la deformación es cosa mia.
 
     LA PENSION

 Vivia en una pensión situada al lado de la Plaza Maragall. Estaba regida por un matrimonio maravilloso, Aragonés él y Valenciana ella. El era capitán del ejercito republicano, por lo tanto un represaliado y ella la mejor Maestresa que he conocido, durante  todo el tiempo que estuve con ellos y después también eran casi como mis padres. Supongo que habrán muerto, pués sinó tendran más de ciento y pico de años.
 Los inquilinos de la pensión eramos variopintos de procedencias diversas. Empezaré la presentación por orden de edad.
 El mayor de los habitantes era un comisário de policia, de ideas republicanas y de izquierdas, lo raro era que todavia estaba en activo y al frente de una comisaria. Un grandísimo tertuliano, en aquella época los sábados por la tarde soliamos hacer partida de julepe y hablar de lo divino y de lo humano.
 Había otro que seguro que por edad le corresponde ir el segundo: era un médico alemán que estaba haciendo la especialidad de oftalmología bajo la batuta del Dr. Barraquer. Hablaba bien el castellano, y, los fines de semana contertulio y camarada de correrías.
 Un corrector de pruebas de una editorial, natural de Aragón y una de las personas mas ocurrentes y amigo de sus amigos, como seguramente no habrá muchos.
 Un empleado de Iberia, que por trabajar allí era nuestro proveedor de ensaimadas mallorquinas así como de sobrasada y paseos por Barcelona pues era el único que tenía coche. Un ochocientos cincuenta seat.
 Y un servidor de ustedes, que de aquella, hacía todo lo posible por sobrevivir, e ir aprendiendo de todo, pues a los veintidós años, casi es lo único que se puede hacer que merezca la pena.
 Recuerdo de aquella época que el salario base era de noventa pesetas/día. Trabajo toda la semana incluidos los sábados por la mañana, lo que nos dejaba libres las tardes y el domingo había que retirarse pronto por culpa del madrugón del lunes.
 Como veréis las oportunidades de “juerga” no eran muchas, pero ¡vive Dios que las sabíamos aprovechar!..
 Para aquellos que sean curiosos y quieran averiguar algo de nuestra forma de divertirnos, terminare esta entrada diciendo que, casi todos los sábados, después de cerrar, a las doce, todos los bares, acabábamos, primero en el Copacabana, bar de homosexuales, y al cierre, bebiendo “cachaza” al lado del Liceo con una señora de más de ochenta años, que vendía su brebaje hasta el final de existencias.
 Dependiendo de las entradas, continuaré dando la paliza con nuestras aventuras.
 Continuará ?............................

8 comentarios:

  1. jjajaja Xabrés!! Sigue contando!!

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  2. Lady, a lo peor te aburro con mis cosas de abuelo cebolleta. Gracias por atenderme algo.

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  3. Esto promete, Xabres. Yo me apunto a la continuación!

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  4. Será tenida en cuenta la opinión de "vuesa merce".
    Lo único que me "acongoja", es si debo o no relatar la realidad. Será dura.

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  5. Hola Xabres, no te cortes por favor, seguro son muy interesantes tus recuerdos. Gracias por seguir deleitandonos con tus historias.

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  6. Carmen 1944: Lo haré. Parece ser que mucha gente tiene algo de morbo por conocer la Barcelona de los sesenta. Seguramente saldreis defraudados. Lo único que tenía aquella época era lo difícil de ganartser la vida y no morir en el intento.
    Un saludo.

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  7. Estimado Xabre, non e morbo, ainda é coller experiencia de enton, pra os tempos que veñen. Un saudo.

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  8. Estimado Xabre, non e morbo, ainda é coller experiencia de enton, pra os tempos que veñen. Un saudo.

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